Carta de un Naúfrago

Navegaba en un yate con mi mejor amigo Juan. De repente una ola gigante derribó el barco. La gran fuerza que la ola ejerció sobre nosotros nos tiró derrotados al mar. Al caer del barcos hice un pequeño esfuerzo que me quedaba para ver si Juan venía conmigo. Mi corazón sintió algo que nunca había sentido. una lágrima me recorrió mi fría cara. No podía creerlo había perdido a mi mejor amigo, tuvo que asumirlo rápidamente, empezaba a oscurecer y no podía ponerme a buscar su cuerpo. Caí al mar y me desemboqué en un largo sueño. Al despertar estaba tambaleando sobre las olas. Alzé los ojos y vi una preciosa isla pero sabía que no debía fiarme por su preciosidad. Mire  a la derecha y había un avión derribado. Todo hambriento y descolocado fui a ver si había comida y alguna artimaña para poder salir de allí y pedir ayuda. Fui corriendo, pero lo único que encontré fue comida. Aproveche a comer e hidratarme para coger fuerzas. Al salir del avión encontré una sierra junto a una palmera. Se me ocurrió ponerme a talar y hacerme una casetilla para pasar la noche. Al cabo del tiempo me fui acostumbrando y mejorando mis utensilios. Llego un día en el que decidí mandar una carta. En ella ponía: Me he alimentado de lo que he podido, peces, frutos... He intentado con madera hacer un bote, lo he conseguido pero no encontraba a donde ir. He hecho una lanza para cazar algún animalillo que encuentre en el camino, pero no aguantaré más. Si llegara esta carta a sus manos y estuvieran leyendo esto por favor ayúdenme.


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